El radicalismo argentino atraviesa una crisis interna marcada por divisiones y tensiones, especialmente tras un encuentro con el presidente electo Javier Milei. La falta de cohesión en la UCR pone en riesgo su representación legislativa y provoca debates sobre su futuro y alianzas políticas en un panorama incierto.[Collection]
Radicalismo en crisis: Divisiones internas y desafíos en el Congreso
Un partido fracturado frente a un panorama incierto
El radicalismo se encuentra inmerso en una de las crisis internas más profundas de los últimos años. La foto de trece diputados de la UCR junto al presidente electo Javier Milei, posando en la Casa Rosada, ha intensificado la fragmentación en el seno del partido y dejado al descubierto las marcadas discrepancias entre los sectores que lo conforman. Este gesto político ha generado alarma en la conducción partidaria, que enfrenta el desafío de mantener la unidad frente a un 2024 con elecciones legislativas determinantes.
La reunión con Milei, quien asumirá la presidencia el 10 de diciembre, desató una ola de reproches internos hacia los legisladores que participaron del encuentro. Entre los presentes destacaron nombres como Martín Tetaz, representante de la UCR Evolución en la Ciudad de Buenos Aires, y otros diputados que integran un bloque que busca mayor autonomía política. Este acercamiento fue interpretado por algunos sectores como una señal de alianza con el líder libertario, algo que contrasta con la postura tradicional del partido de mantenerse distante del gobierno entrante.
El desgaste de las internas y sus repercusiones
Las divisiones en la UCR no son recientes, pero se han profundizado tras el resultado electoral de noviembre, en el que Javier Milei venció a Sergio Massa en el balotaje presidencial. El liderazgo de Gerardo Morales, gobernador saliente de Jujuy y presidente del partido, ha sido cuestionado por varios grupos internos que reclaman una renovación dirigencial. La falta de consensos ha complicado además la posibilidad de estructurar una estrategia común frente al nuevo oficialismo.
Desde el sector más tradicional del radicalismo se calificó como una “provocación innecesaria” la imagen de los diputados con Milei. “No se puede construir desde la confusión política y el oportunismo”, expresó uno de los referentes del Comité Nacional en off the record, reflejando el malestar que domina a buena parte de la estructura partidaria. Por otro lado, los diputados que asistieron a la reunión defendieron su accionar como un intento de diálogo institucional con el futuro mandatario.
El escenario en el Congreso: ¿pérdida de peso político?
Uno de los mayores temores dentro del radicalismo es la posibilidad de un retroceso significativo en su representación parlamentaria en las próximas elecciones legislativas. Actualmente, la UCR cuenta con 33 bancas en la Cámara de Diputados, pero las proyecciones más pesimistas plantean que ese número podría reducirse considerablemente si se mantienen las divisiones internas y no se logra atraer a los sectores desencantados del electorado.
En el Senado, la situación tampoco es alentadora. Con el avance de los libertarios en el interior del país, varias provincias que históricamente fueron baluartes radicales han cambiado de signo político, debilitando la estructura territorial del partido. Este fenómeno se vio reflejado en los comicios de 2023, cuando la UCR perdió terreno en distritos clave como Mendoza y Corrientes.
De cara al armado legislativo para el próximo año, la conducción radical enfrenta además el desafío de mantener la cohesión de sus bloques. La falta de una postura unificada podría poner en peligro la capacidad de negociación del partido en una Cámara de Diputados que se anticipa sumamente fragmentada, con bloques de menor tamaño pero con gran peso a la hora de articular mayorías.
Tensiones entre Evolución y el ala tradicional
La relación entre el sector liderado por Martin Lousteau, referente de Evolución Radical, y el ala más tradicional del partido ha alcanzado nuevos niveles de tensión en los últimos meses. Mientras que Lousteau impulsa una postura de mayor diálogo con fuerzas políticas ajenas a Juntos por el Cambio, otros dirigentes acusan a este sector de querer “licuar” la identidad histórica del radicalismo.
En este contexto, la figura de Gerardo Morales se encuentra debilitada, no solo por la falta de resultados en las presidenciales —donde Patricia Bullrich, la candidata de Juntos por el Cambio, quedó fuera del balotaje—, sino también por el avance de propuestas más rupturistas dentro de la propia UCR. En este marco, legisladores como Emiliano Yacobitti o Rodrigo De Loredo, aliados de Lousteau, han tomado mayor protagonismo en las discusiones internas.
Un partido en busca de redefinición
Con más de 130 años de historia, la Unión Cívica Radical enfrenta una de las etapas más complejas desde su fundación. La capacidad de reposicionarse como una fuerza política cohesionada y relevante dentro del escenario nacional parece depender de su habilidad para superar las divisiones internas y construir una narrativa que seduzca tanto a nuevos votantes como al electorado que tradicionalmente la apoyó.
En este marco, la conducción del partido deberá decidir si prioriza el mantenimiento de alianzas dentro de Juntos por el Cambio o busca caminos de mayor independencia, un debate que promete seguir generando tensiones entre sus distintos sectores. Mientras tanto, el acercamiento de algunos de sus legisladores a Javier Milei plantea interrogantes sobre el rumbo que tomará la UCR en el convulsionado escenario político argentino.
Por Jazmín Bullorini. Fuente original: Clarín.