Cristian Ritondo y Santiago Caputo negocian un acuerdo electoral en Buenos Aires, enfrentando tensiones con Karina Milei. Caputo, visto como pragmático, busca un diálogo eficaz, mientras Milei se aferra al control. Las disputas internas del libertarismo amenazan la cohesión, complicando la consolidación del frente en un contexto político crítico.
Ritondo y Santiago Caputo avanzan en la provincia mientras crecen las tensiones con el entorno de Karina Milei
Cristian Ritondo se reunió en la Casa Rosada con Santiago Caputo para avanzar en el acuerdo electoral entre el PRO y La Libertad Avanza (LLA) en la provincia de Buenos Aires, en un contexto de internas cruzadas, desconfianzas y roscas paralelas. La irrupción de Caputo en la mesa chica bonaerense reconfigura los canales de diálogo con el oficialismo, desplazando —aunque sea parcialmente— a Karina Milei y al sector que responde a Eduardo “Lule” Menem, quienes endurecen posiciones frente a los aliados históricos del macrismo.
Caputo está siendo percibido dentro del PRO como un puente más pragmático y menos ideológico. Su arribo a la negociación abre la puerta para acordar en municipios donde hasta ahora predominaban la incertidumbre y los vetos cruzados. No obstante, nadie ignora que el cierre final depende de la intervención de Karina, cuya estrategia se ha tensado con los intendentes cercanos a Jorge Macri. Desde LLA, el mensaje es claro: la hermana del presidente sigue siendo la última palabra. En el PRO, la interpretación es menos romántica: si Karina no flexibiliza su postura, no habrá acuerdo duradero.
El armado territorial en la provincia es el principal campo de batalla. Sebastián Pareja, referente de LLA bonaerense, mantiene sintonía con Ritondo pero arrastra resistencias internas propias. En cada distrito aparece con el lastre de vínculos heredados de partidos anteriores, lo que genera suspicacias en la base más libertaria. En Bahía Blanca, la disputa estalló abiertamente: “Las Fuerzas del Cielo”, el grupo de Caputo, aterrizó para promover la candidatura seccional de Felipe Fernández, hijo de la ex presidenta del Concejo Deliberante, Marité Gonard, generando un choque directo con Oscar Liberman, operador de Pareja en la zona. Voces de la Sexta sección fueron tajantes: “Pareja tiene el boleto picado acá”.
Lejos de resolver disputas, la presencia de Caputo habilitó armados en paralelo ante la desconfianza sobre la eficiencia del esquema propuesto por Pareja. Esa duplicación de estrategias amenaza con fragmentar el espacio libertario en los territorios donde el PRO se ofrece como aliado natural. De fondo, emerge una incapacidad para ordenar la tropa propia, lo que agita rumores de internas feroces en la estructura de LLA.
Del otro lado del mostrador, la tensión crece por la estrategia de Karina Milei contra los intendentes afines a Jorge Macri, como Pablo Petrecca (Junín) y Soledad Martínez (Vicente López). Desde el PRO ya advierten que si se insiste con ese plan no habrá cierre posible. La reacción no es menor: el propio Javier Milei invitó a Ritondo y referentes bonaerenses a cenar en Olivos para instarlos directamente a encontrar un camino de acuerdo. La escena demuestra que el Presidente no está al margen y, más aún, que observa con detenimiento hasta qué punto su hermana puede o no garantizar la consolidación del frente en territorio clave.
El conflicto no se agota en la provincia. La negociación está impregnada de un componente nacional que gira en torno al futuro del PRO y su capacidad de resistir la absorción libertaria. Algunos sectores alrededor de Karina apuestan a desarmar el bloque macrista en la Cámara de Diputados si Patricia Bullrich pierde poder interno, y le exigieron a ella una ruptura explícita con Mauricio Macri. Estrategia que, de prosperar, consolidaría una hegemonía dura de LLA en el Congreso pero a costa de romper los últimos puentes estables con el macrismo clásico.
La foto más reciente del acuerdo en construcción está plagada de gestos simbólicos y presiones soterradas. Caputo se mueve como operador silencioso, pero ya juega fuerte en las definiciones, incluso habilitando internas en municipios donde los libertarios no lograban tracción. A la vez, el PRO coloca a Ritondo como su carta de negociación y se aferra a sus vínculos con Caputo para evitar quedar rehén de la verticalidad de Karina.
Los actores clave corren con relojes distintos. Milei empuja a un cierre rápido que le sirva para consolidar presencia en la provincia. El PRO busca garantías para no ser diluido en el esquema libertario. Caputo opera entre ambos mundos, ensayando un equilibrio que choca cada vez más con el centralismo de Karina y con las fracturas internas de LLA. Por ahora, lo único en común es la urgencia: nadie puede llegar fragmentado a cerrar listas en la provincia más populosa del país.