Donald Trump, al asumir la presidencia en enero de 2025, reaviva la expansión territorial de EE. UU. con propuestas polémicas, como la anexión de Groenlandia y el control del canal de Panamá. Sus planes, que recuerdan la doctrina del “Destino Manifiesto”, generan preocupación internacional y división entre los republicanos.[Collection]
Trump reaviva la expansión territorial de EE. UU. en 2025
Donald Trump, quien asumirá nuevamente la presidencia de Estados Unidos el próximo mes de enero, ha sorprendido con un giro en su política exterior al revivir la vieja idea expansionista de aumentar el territorio estadounidense. Lo que inicialmente se percibía como una postura más pragmática en un contexto mundial complicado, ahora se ha transformado en propuestas que no han estado exentas de polémica, como la anexión de Groenlandia y el control del canal de Panamá, incluso “por la fuerza, si es necesario”.
Promesas iniciales y un cambio de dirección
Durante su campaña, Trump defendió una plataforma que, según él, buscaba disminuir las tensiones globales. Entre sus promesas estaba el alcanzar una resolución rápida para conflictos prolongados, destacando la guerra en Ucrania como una de sus prioridades. “Voy a terminar la guerra en Ucrania en 24 horas”, aseguró en un mitin el año pasado, atribuyendo su habilidad a la “fuerte relación” que decía tener con Vladimir Putin y otros líderes globales.
No obstante, la retórica del mandatario electo ha experimentado un cambio drástico desde su victoria en noviembre. En lugar de concentrarse exclusivamente en reducir tensiones internacionales, Trump ha comenzado a plantear una visión más ambiciosa que evoca los días de la doctrina del “Destino Manifiesto”, reviviendo así las aspiraciones expansionistas que históricamente reforzaron el poder de Estados Unidos en siglos pasados.
La posible anexión de Groenlandia
Uno de los objetivos más sorprendentes en la agenda de Trump ha sido Groenlandia. Desde su primer mandato, el expresidente ya había mostrado interés en la gigantesca isla ártica, una región autónoma bajo soberanía de Dinamarca, debido a sus abundantes recursos naturales estratégicos y su ubicación geopolítica clave. Si bien en 2019 su propuesta de comprar Groenlandia fue recibida con escepticismo y ridiculizada por los daneses, Trump ha reinstaurado la idea con renovado énfasis.
En sus más recientes declaraciones, Trump sugirió que Estados Unidos debe considerar todas las opciones para adquirir Groenlandia, incluidos métodos coercitivos. “Es una cuestión de seguridad nacional”, afirmó, argumentando que permitir que otras potencias ganen terreno en el Ártico podría suponer un riesgo existencial para Estados Unidos. Esta postura ha generado tensiones anticipadas con Dinamarca, cuyo gobierno reiteró que Groenlandia “no está en venta” y apoya plenamente la autonomía de la isla.
El canal de Panamá en el punto de mira
Además de Groenlandia, Trump ha señalado en uno de sus discursos recientes que Estados Unidos debería recuperar el control del canal de Panamá, un paso estratégico vital para el comercio global que fue administrado por Washington desde su inauguración en 1914 hasta que fue entregado a Panamá a finales de 1999 bajo los acuerdos firmados durante el gobierno de Jimmy Carter.
El presidente electo argumentó que el canal es “un activo absolutamente crucial que jamás debió haberse entregado”. Afirmó, además, que es “inaceptable” que otra nación administre una infraestructura estratégica construida y financiada originalmente por estadounidenses. Aunque no ha ofrecido detalles concretos sobre cómo pretende llevar a cabo esta recuperación, sus declaraciones han sido calificadas de alarmantes por expertos en derecho internacional, quienes advierten que cualquier intento de controlar nuevamente el canal vulneraría acuerdos históricos.
Consecuencias en la política internacional
Estos ambiciosos planes de expansión territorial han comenzado a generar respuestas mixtas en el panorama global. Los aliados tradicionales de Estados Unidos, incluidos países europeos, han mostrado preocupación por el impacto que estas políticas podrían tener en la estabilidad geopolítica en regiones como el Ártico y América Latina. En particular, la propuesta sobre el canal de Panamá ha agudizado las tensiones con América Central, donde líderes regionales han calificado las declaraciones de Trump como una amenaza hacia la soberanía de Panamá.
Por su parte, en Washington, incluso entre los republicanos, la propuesta ha dividido opiniones. Mientras algunos ven la recuperación del canal y la anexión de Groenlandia como pasos audaces para potenciar el liderazgo global de Estados Unidos, otros temen que estas intenciones puedan provocar conflictos innecesarios y entorpecer relaciones diplomáticas esenciales en un momento en que la guerra en Ucrania y la competencia con China ya tensan el equilibrio mundial.
Un eventual regreso al “Destino Manifiesto”
La narrativa de Trump revive ecos de la doctrina del “Destino Manifiesto”, un concepto expansionista del siglo XIX que justificó la expansión de los Estados Unidos en territorios contiguos bajo la idea de un propósito divino. Aunque este enfoque quedó en desuso en la política moderna, las recientes declaraciones del presidente electo sugieren un resurgimiento de estas aspiraciones en pleno siglo XXI. “Tenemos todo el derecho a expandirnos y defender nuestros intereses estratégicos”, dijo Trump durante una conferencia en Florida.
Sin embargo, expertos internacionales han advertido que intentar imponer estos planes puede tener repercusiones graves. “La anexión forzada de territorios o la intervención unilateral en regiones soberanas violaría no solo el derecho internacional, sino también la confianza construida con aliados clave en sistemas multilaterales”, opinó Susan Rice, exasesora de seguridad nacional de Barack Obama.
El futuro de la política exterior estadounidense
La visión de Trump para su próximo mandato aún genera más preguntas que respuestas. A medida que se acerca la fecha de su investidura, el mundo mantiene la mirada puesta en cómo sus políticas se desarrollarán en la práctica y qué impacto real tendrán. Sus propuestas expansionistas, aunque disruptivas, son un indicio de que se avecinan años de controversia no solo en la política doméstica, sino también en el tablero internacional.
Información de referencia
Fuente: Macarena Vidal Liy