Máximo Kirchner advierte a la oposición que apoya al presidente Milei sobre los “gatopardos” que impulsan un modelo que perjudica derechos sociales y ambientales. En un contexto de reestructuración del peronismo bonaerense, enfatiza la necesidad de una resistencia eficaz ante las reformas estructurales y aboga por la justicia distributiva.
Máximo Kirchner desafía a los opositores blandos y tensiona el tablero bonaerense
Máximo Kirchner lanzó una advertencia directa a la dirigencia política opositora que respalda al Presidente Javier Milei en el Congreso: “Cuidado con los gatopardos que le votan todo”. La frase llega en un momento decisivo de la recomposición del peronismo en la Provincia de Buenos Aires, horas antes del plenario liderado por Axel Kicillof en La Plata. El mensaje de Kirchner, más que una opinión coyuntural, es una señal interna con destinatarios concretos: legisladores que, bajo la bandera de la moderación, habilitan el avance de un modelo que, según Kirchner, destruye derechos sociales, laborales y ambientales.
El escenario no fue casual. Moreno fue sede del primer Congreso de Ecología y Justicia Social, una excusa más política que ambiental para tensar líneas internas dentro del PJ bonaerense y ampliar los puentes hacia sectores movilizados por otras causas, sin perder la narrativa del combate al ajuste. Kirchner compartió panel con Mariel Fernández, intendenta local y figura en ascenso del Movimiento Evita; la ministra de Ambiente bonaerense, Daniela Vilar; y el diputado Leonardo Grosso, en un guiño claro a los sectores progresistas descontentos con la falta de reacción del peronismo tradicional.
En su intervención, el hijo de la ex presidenta desplegó el repertorio conocido, pero con un filo más agudo. Insistió en que el actual modelo económico “promueve la voracidad y destruye el ambiente y las personas”, y apuntó con claridad: “Los ciudadanos no son el problema; son parte de la solución”. No es solo un discurso de barricada: es una estrategia para revitalizar la militancia frente al descrédito, mostrando un enemigo certero y una causa compartida. El dilema para Unión por la Patria es avanzar sin Cristina y sin una narrativa nueva, por lo que el ambientalismo sirve como pilar simbólico, moral y político.
La crítica cobró mayor intensidad cuando se refirió a los representantes que “usan términos como agenda woke” para deslindarse de ciertas luchas. Kirchner no solo condenó la influencia de “una agenda extranjera”, sino que se encargó de marcar la incoherencia entre lo que muchos dirigentes dicen defender y lo que efectivamente hacen al votar. Allí volvió a sonar el peso de su advertencia sobre los “gatopardos”: aquellos opositores que simulan diferenciarse, pero terminan convalidando el núcleo del programa libertario.
Esta intervención llega en un momento exacto, cuando la Ley Bases fue aprobada gracias a un híbrido de oficialistas y opositores colaborativos. Kirchner lo leyó con alarma y lo expresó con sarcasmo: “Si el Presidente es tan peligroso, ¿por qué no revocan el DNU 70/2023?”. La crítica no quedó sólo en Milei, sino dirigida a quienes permiten que prosiga su hoja de ruta sin resistencia eficaz. La política, dice, debe empalmar palabra y acción, cuestión en la que también implícitamente se diferenció de parte de su propio espacio.
La defensa del Estado apareció como otro eje: denunció la estigmatización de los sectores que requieren asistencia estatal, remarcando que la misma vara no se aplica a empresarios que “destruyen el ambiente y pagan sueldos miserables”. Es un gesto hacia la base social castigada por el ajuste, pero también un intento por reinstalar las banderas del peronismo en clave de justicia distributiva, empalmadas con las nuevas demandas del siglo XXI.
Kirchner entiende que la próxima parada clave es la elección legislativa. Lo expresó con claridad: el Conurbano debe volver a abroquelarse como dique de contención. La estrategia es asegurar la mayor cantidad de legisladores provinciales y nacionales que permitan bloquear reformas estructurales impulsadas por Milei. El poder legislativo se convierte entonces en el campo de batalla que define los próximos años para Unión por la Patria: resistencia eficaz o dispersión simbólica.
El telón de fondo es el rearmado del peronismo bonaerense con Kicillof como su figura más sólida hoy. El plenario convocado por el gobernador no solo busca recargar energía interna sino sumar voluntades alrededor de su figura, más allá de las estructuras tradicionales. La presencia de Máximo no es menor: valida el proceso sin liderarlo directamente, pero tampoco se borra, midiendo cada paso. La defensa de Cristina Kirchner frente a una eventual condena judicial refuerza ese anclaje simbólico. El mensaje es claro: no están dispuestos a permitir que la motosierra atraviese la General Paz sin resistencia.