El año 2024 marcó un hito en la crisis climática, superando los 1,5 grados centígrados respecto a niveles preindustriales. Los eventos climáticos extremos afectaron a Asia, Europa y EE. UU. La sociedad civil demanda acción, mientras la política se enfrenta a críticas por su falta de ambición en la mitigación del cambio climático.[Collection]
Récords climáticos de 2024: acciones urgentes por un futuro sostenible
El planeta cruza un umbral crítico: 1,5 grados por encima de niveles preindustriales
El año 2024 será recordado como un punto de inflexión en la crisis climática global. Según el análisis detallado publicado por organismos científicos internacionales, fue el año más cálido jamás registrado en la Tierra y el primero en el que se superó el aumento de 1,5 grados centígrados respecto a los niveles preindustriales, un límite clave establecido por el Acuerdo de París de 2015. Este hito subraya la urgencia de aplicar medidas inmediatas para combatir el calentamiento global, cuyo impacto ya es evidente en la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos.
De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA, por sus siglas en inglés) y el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea, la temperatura media global durante 2024 superó los registros previos de manera consistente y alarmante. En palabras de Samantha Burgess, subdirectora del programa Copernicus, “el hecho de que estemos cruzando el umbral de 1,5 grados no debería sorprendernos, pero es una clara llamada de atención”. Los expertos han advertido que esta tendencia podría consolidarse en las próximas décadas si no se toman medidas drásticas.
Impactos visibles: eventos extremos azotan al mundo
El aumento de las temperaturas no solo es un dato en las tablas de los registros climáticos; sus efectos son palpables. Durante 2024, los desastres meteorológicos severos alcanzaron cifras récord en frecuencia e intensidad, exacerbando las condiciones de vida en diversas regiones del mundo. Asia fue particularmente golpeada, con tormentas e inundaciones catastróficas en India y Pakistán, donde millones de personas vieron sus hogares destruidos.
Europa también vivió un verano marcado por olas de calor abrasador que, además de batir récords de temperatura, dejaron consecuencias devastadoras para la agricultura y la salud pública. En España, Italia y Grecia, las temperaturas superaron los 46 grados centígrados en varias localidades, provocando incendios forestales masivos que destruyeron amplias áreas de bosques mediterráneos. Mientras tanto, Estados Unidos enfrentó la llegada de huracanes más intensos que lo habitual, incluido el devastador huracán Fiona, que causó daños multimillonarios en la región del Golfo.
Además, los océanos también mostraron evidencia del impacto climático. El aumento de las temperaturas marinas, combinado con fenómenos como El Niño, ha generado olas de calor marinas devastadoras que están afectando gravemente la biodiversidad y alterando ecosistemas clave, como los arrecifes de coral.
La política climática en la cuerda floja
El cruce del umbral de 1,5 grados ha puesto presión adicional sobre gobiernos e instituciones internacionales. La reciente cumbre climática COP29, celebrada en Dubái en noviembre de 2024, dejó varias preguntas abiertas respecto a los compromisos de limitación de emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque los acuerdos alcanzados fueron calificados de “modestos avances” por algunos, muchas organizaciones medioambientales denunciaron la falta de acciones contundentes.
En este marco, la activista sueca Greta Thunberg subrayó que “estamos muy lejos de lo que deberíamos estar haciendo”, durante un discurso dirigido a los líderes mundiales. La lentitud en la transición hacia energías renovables y la desconexión entre promesas políticas y resultados reales complican aún más los esfuerzos para limitar el calentamiento global a largo plazo.
El papel de la sociedad civil y las tecnologías emergentes
A medida que los líderes gubernamentales enfrentan críticas por su falta de ambición, la sociedad civil ha tomado un rol creciente en exigir y liderar la acción climática. Movimientos como Fridays for Future han ganado fuerza, organizando manifestaciones masivas en ciudades de todo el mundo. Paralelamente, las empresas tecnológicas y startups están desarrollando innovaciones orientadas a mitigar la crisis climática, desde tecnologías avanzadas de captura de carbono hasta soluciones para mejorar la eficiencia energética a nivel doméstico.
Ejemplos como estos destacan la importancia de la acción colectiva para mitigar los impactos del cambio climático. Sin embargo, los expertos coinciden en que estas iniciativas, aunque valiosas, no pueden sustituir los compromisos gubernamentales ni la implementación de políticas globales contundentes, como la eliminación progresiva de los combustibles fósiles.
Un futuro incierto pero con oportunidad de acción
Con 2024 marcando un hito en los registros climáticos, el futuro parece incierto, pero no está decidido. La superación del umbral de 1,5 grados no significa que todo esté perdido, según explican expertos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). Sin embargo, el margen de tiempo para evitar consecuencias aún más desastrosas se está reduciendo rápidamente.
El consenso científico insiste en que cada décima de grado cuenta y que la reducción inmediata de las emisiones de efecto invernadero es imperativa. Las conversaciones en torno a ello se intensificarán durante 2025, mientras el mundo espera con urgencia resultados concretos que reflejen el grado de los compromisos adquiridos en años recientes.
Fuente de la información: Clemente Álvarez, José A. Álvarez