El gobierno de Buenos Aires transformará el Microcentro, convirtiendo diez calles en áreas peatonales para revitalizar la zona. La iniciativa, orientada a la movilidad sustentable, incluye ampliaciones de veredas y mejoras en infraestructura. Aunque algunos comerciantes apoyan la medida, surgen preocupaciones sobre el acceso y el impacto en la logística.“`html
Transformación urbana en el Microcentro
El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció un proyecto de reconfiguración urbana en el Microcentro, con el objetivo de transformar diez calles en áreas peatonales o de tránsito restringido. La iniciativa busca revitalizar la zona, fomentar la movilidad sustentable y revalorizar espacios públicos. La propuesta forma parte de un plan mayor orientado a reconvertir el centro porteño tras el impacto de la pandemia y el cambio en los hábitos laborales.
La transformación alcanzará arterias clave en el área comprendida entre las avenidas Córdoba, Alem, Corrientes y San Martín. Entre ellas, se encuentran Suipacha, San Martín, Sarmiento y Mitre, donde se prevé la ampliación de veredas, la incorporación de áreas verdes y la reducción del flujo vehicular. La medida responde a un diagnóstico que apunta a la disminución del tránsito en la zona, en parte debido al auge del teletrabajo y la migración de oficinas hacia otros puntos de la ciudad.
El proyecto, elaborado por el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, contempla la modificación de infraestructuras, la instalación de nuevo mobiliario y la incorporación de bicisendas. Según fuentes oficiales, esta iniciativa no solo pretende favorecer a peatones y ciclistas, sino también impulsar el comercio y la vivienda en una zona caracterizada por una baja presencia de residentes. En ese sentido, se promueve la reconversión de inmuebles de oficinas en unidades habitacionales.
Reacciones y desafíos de la reconfiguración
La medida generó diversas reacciones entre comerciantes, vecinos y especialistas en urbanismo. Algunos sectores ven con buenos ojos la peatonalización, ya que consideran que aumentará el flujo de personas, mejorando las condiciones para el comercio minorista. Sin embargo, otros advierten sobre posibles impactos negativos, como la dificultad de acceso para transportistas, la disminución de espacios de estacionamiento y los efectos sobre la logística de las empresas que aún operan en la zona.
En términos urbanísticos, la iniciativa se alinea con experiencias similares implementadas en otras ciudades, como Madrid y Nueva York, donde la restricción del tránsito vehicular mejoró la circulación de bicicletas y peatones. Sin embargo, quedan interrogantes respecto de la adaptación de los servicios de transporte público y la integración efectiva del nuevo esquema con las dinámicas actuales del centro porteño.
Uno de los puntos que genera debate es el impacto sobre el valor de los inmuebles en la zona. Mientras el gobierno porteño sostiene que la reconversión atraerá nuevos residentes y dinamizará el mercado inmobiliario, especialistas opinan que la transformación debe ir acompañada de incentivos concretos para la conversión de oficinas en viviendas. Además, advierten sobre la necesidad de garantizar seguridad y mantenimiento para que la revitalización sea sostenible en el tiempo.
El proceso de implementación de las modificaciones se desarrollará en etapas, contemplando pruebas piloto en algunas de las calles seleccionadas. Desde la administración porteña se comprometieron a realizar evaluaciones periódicas para medir el impacto de los cambios y ajustar el plan en función de su efectividad. ¿La transformación del Microcentro podrá consolidarse como una solución para la recuperación de esta emblemática zona de la ciudad?
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