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Riesgo país en América: ranking actualizado por naciones
Un panorama económico contrastante
En un escenario global marcado por incertidumbre económica, los países de América enfrentan diversos retos en términos de estabilidad financiera, con diferencias significativas en sus niveles de riesgo país. Este indicador, que mide la percepción de los inversores sobre la capacidad de una nación para cumplir con sus compromisos de deuda, se ha convertido en un termómetro clave para evaluar el desempeño económico de las economías de la región.
Recientemente, un informe actualizado reveló el ranking regional, posicionando a las naciones de América tanto en términos de riesgos más bajos como más altos. Los resultados reflejan las profundas disparidades que existen en la región y cómo los factores políticos, sociales y económicos influyen en la confianza de los mercados internacionales.
¿Qué es el riesgo país y cómo impacta?
El riesgo país, calculado de manera habitual a través del índice EMBI (Emerging Markets Bond Index) elaborado por JP Morgan, mide el diferencial de tasas entre los bonos emitidos por un país emergente y los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, considerados libres de riesgo. Mientras más alto sea el índice, mayor es el costo de endeudamiento de ese país, lo que puede dificultar el acceso a financiamiento internacional y ejercer presión sobre la economía interna.
Los factores que influyen en el riesgo país son múltiples, desde el nivel de deuda, las tasas de inflación y la política fiscal, hasta la estabilidad política y los conflictos sociales. Estas variables reflejan el nivel de confianza de los mercados financieros, y sus fluctuaciones pueden desencadenar tanto oportunidades como serias limitaciones para las naciones de la región.
Naciones destacadas por su bajo riesgo
Dentro del escenario actual, algunas naciones de América se destacan favorablemente por sus índices bajos de riesgo país. Entre ellas, Chile y Uruguay encuentran posiciones privilegiadas en el ranking gracias a su estabilidad macroeconómica, historial de cumplimiento de deuda y sólidas instituciones.
Chile, por ejemplo, ha mantenido tradicionalmente un índice de riesgo bajo gracias a sus políticas fiscales prudentes y una economía diversificada, impulsada por sectores como la minería del cobre. Por su parte, Uruguay ha disfrutado de una estabilidad admirable, basada en su robusto marco jurídico y el fortalecimiento de sus reservas internacionales.
Países con mayores índices de riesgo
En el otro extremo del espectro, naciones como Argentina y Venezuela son destacadas por registrar los índices más altos de riesgo país en la región. Argentina, que en enero duplicó su índice a cifras alarmantes, ha enfrentado recurrentes crisis económicas, alta inflación y eventos de reestructuración de deuda que afectan negativamente su posicionamiento frente a los mercados internacionales.
Venezuela, por su parte, experimenta uno de los valores más críticos. La combinación de inestabilidad política, sanciones internacionales y el colapso de su estructura económica han llevado a que los inversores perciban al país como un terreno altamente riesgoso.
Los “intermedios”: economías en transición
El resto de las naciones de América fluctúan en un espacio intermedio, donde países como México, Brasil y Colombia exhiben variaciones polarizadas dependiendo de shocks externos e internos. México mantiene un desempeño relativamente sólido, aunque vulnerable a las decisiones en torno a la política estadounidense.